A modo de reflexión sobre la clase n° 7 del curso “Inclusión Educativa y Atención a la Diversidad”, donde se abordó como temática central la problemática de las discapacidades intelectuales y del desarrollo y cómo estas se manifiestan en las escuelas chilenas, cabe destacar lo siguiente:
Discapacidad es un término genérico que incluye deficiencias en la función y/o estructuras corporales, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación, indicando los aspectos negativos de la interacción entre el individuo (con una condición de salud) y sus factores contextuales (factores ambientales y personales) (Vega et al, 2011, p.54). Estas limitan y dificultan el funcionamiento individual de las personas y sus interacciones con el ambiente. El cómo se entienden y trabajan las discapacidades intelectuales y del desarrollo es un tema sumamente importante en el ámbito de la inclusión y especialmente para les profesionales de la psicología. Al respecto, afortunadamente durante los últimos años ha habido un cambio paradigmático en la forma de concebir las discapacidades tanto en el ámbito académico e investigativo como para la sociedad en general. Así es como culturalmente pasamos de ocupar el concepto “retraso mental”, que estuvo vigente de manera oficial hasta 1992, a referirnos a “discapacidades intelectuales y del desarrollo”, un concepto mucho más respetuoso y abarcativo. Del mismo modo, la atención y servicios que reciben las personas con discapacidad intelectual en las últimas tres décadas se ha desplazado desde “cuidados totales” hacia “una vida con apoyo” (Vega et al, 2011, p.53). Esto ha significado un avance significativo en la manera en que la sociedad ve a las personas con discapacidades intelectuales, proporcionando nuevas pautas para diseñar apoyos que les garanticen un desenvolvimiento exitoso en su medio. En este aspecto, tanto les profesionales de la educación como de la psicología realizan acciones orientadas a proporcionar oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, especialmente dentro del aula. Esto ha traído consigo importantes avances en materia de conceptualización, evaluación e intervención en diferentes áreas de acción.
Los apoyos dirigidos a las personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo son fundamentales. Estos, junto con el concepto de calidad de vida son la base para generar planes individualizados que fomenten resultados personales deseados y, por ende, mejoras en la calidad de la vida cotidiana de las personas con discapacidad. El actual paradigma de los apoyos refleja el cambio desde las orientaciones psicopatológicas centradas en el déficit (reflejado en pruebas como el WISC), hacia un enfoque centrado en el crecimiento y la autonomía personal cuya finalidad es mejorar la calidad de vida de las personas. Para esto, se propone una perspectiva que no ponga el énfasis en la identificación de las necesidades de apoyo de les estudiantes, para su posterior planificación, beneficiando de manera efectiva su bienestar, participación, etc.
Si bien desde los años 90 se han producido cambios en cuanto a políticas sociales y se han realizado esfuerzos por incorporar a las personas con discapacidad como sujetos de la política pública. Es fundamental que se siga trabajando para eliminar las barreras legales, educacionales, presupuestarias, tecnológicas, culturales y de todo tipo que afectan a personas con algún tipo de discapacidad, para así dar paso a una auténtica ciudadanía.
Referencias.
Vega, V.; Jenaro, C.; Morillo, M.; Cruz, M.; Flores, N. (2011). Calidad de vida y apoyos en personas con discapacidad Intelectual institucionalizados en Chile: estudio piloto. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 3; 52-70, ISSN: 1688-7026. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
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