Reflexión 3: Prácticas inclusivas

A modo de reflexión de la clase nº 10 del curso “Inclusión Educativa y Atención a la Diversidad”, donde se abordó como temática principal las prácticas inclusivas en el marco de una educación inclusiva, se destaca lo siguiente: Según, “Guía de buenas prácticas para una educación inclusiva” (Solla, 2013) las prácticas inclusivas se pueden ejemplificar desde 3 aspectos: Accesibilidad, que consiste en eliminar las barreras que se te interponen en el proceso de todos los estudiantes, es decir, adaptar los entornos y herramientas para que los alumnos puedan aprender sin restricciones curriculares y en caso de que alguien necesite ayuda, esta se otorgue de manera focalizada cuando sea preciso. Las actividades extraprogramáticas y de libre acceso sobre elementos centrales de la formación curricular son un ejemplo de la accesibilidad. Cooperación y altas expectativas, consiste en crear relaciones de cooperación entre los distintos agentes de la comunidad educativa, considerando a los directivos, profesores, apoderados, las familias, entre otros. Logrando así el máximo nivel de desarrollo de cada estudiante. Así mismo, generar contextos para que los alumnos puedan desarrollar estrategias para afrontar conflictos o diferencias.
Agrupaciones para el aprendizaje dialógico, se trata de poner en disposición todos los elementos ya sea materiales como contextuales para fomentar el aprendizaje entre alumnos. Así mismo, también es importante la interacción entre los miembros de la comunidad educativa. Aunque existen otras teorías, casi todas confluyen en que los aspectos principales son la accesibilidad y el aprender en cooperación. Si bien pareciera ser que estas prácticas se realizan durante el proceso de aprendizaje, la realidad educativa difiere bastante al “ideal” de educación inclusiva, pues no encontramos con diversas dificultades que entorpecen este proceso. Entre ellas está el que se entienda el aprendizaje como un proceso de transmisión de conocimiento, por ende las actividades se concentran en ello y ponen como foco principal al profesor, quien es el que entrega el conocimiento. Por otro lado, al existir muchas opciones de metodologías es difícil para los docentes elegir una pueda responder a las variadas necesidades de los alumnos, así mismo la formación docente puede que no sea la óptima para desarrollar diversas estrategias en torno al aprendizaje. Por último, la interacción de los estudiantes suele ser un elemento complejo, pues existen conflictos y diferencias que se deben afrontar de la mejor manera, en este sentido se hace necesario que exista contextos que permitan desarrollar habilidades sociales y estrategias reguladoras. A modo de conclusión, podemos indicar que se hace necesario reflexionar sobre los distintos aspectos que pueden influenciar el aprendizajes de los estudiantes, en este sentido, es importante considerar las diversas necesidades que pueden surgir en el contexto escolar, ya sea en el aula misma u otros espacios. Haciendo énfasis que ciertas prácticas, como la expulsión del aula pueden afectar significativamente el desarrollo y aprendizaje de los niños. Por otro lado, al poner el foco en uno de los obstáculos, como lo es la formación docente, creemos necesario re-articular las mallas de las universidades, para que la formación de los profesionales sea adecuada en relación a las necesidades que deben afrontar dentro y fuera del aula, logrando direccionar las prácticas “clásicas” hacia prácticas inclusivas. Así mismo, observamos que es necesario reflexionar sobre considerar en el proceso de aprendizaje a todos los agentes que participan de este, para poner énfasis en el rol fundamental que cumple la familia. En otro aspecto, nos surge la interrogante de ¿Porqué las prácticas inclusivas no son ampliamente usadas en el cotidiano del proceso de aprendizaje? y en este sentido pensamos que es urgente e importante reflexionar en cuanto al desempeño que está teniendo el Estado, pues es un agente fundamental para propiciar las prácticas inclusivas en los colegios de Chile y así lograr una educación inclusiva.
Referencias. Save the Children (Solla, C.) (2013). Guía de Buenas Prácticas en Educación Inclusiva. Madrid. Save the Children.

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